La estatua en bronce realizada por Pérez Comendador y situada en una de las esquinas al pie de la torre campanario de la Concatedral de Cáceres, da testimonio latente de la devoción que entre los extremeños suscita el santo patrón de esta Diócesis.
Nacido en Alcántara en 1499, en el seno de una familia noble, Juan de Garavito (nombre de pila) en su más temprana juventud sintió fuertemente la llamada vocacional en la Orden Franciscana. Abandonó sus estudios en Salamanca en 1515 e ingresó en el monasterio de San Pedro de Majarretes, donde al tomar los hábitos tomó el nombre de Pedro. De carácter humilde, encontró su camino espiritual en la vida monástica más austera y sencilla, predicando la humildad como un camino inquebrantable para conseguir todos los parabienes celestiales y alcanzar la vida eterna.
Conoció a Santa Teresa de Jesús, trabando una sincera amistad y convirtiéndose a su consejero más allegado, animándola a emprender la dura tarea de reformar la Orden del Carmelo y ayudándola con la creación de diversos monasterios Descalzos. De hecho, Santa Teresa se convirtió en la primera escritora en relatar una biografía de San Pedro de Alcántara. Su fama se extendió por toda Extremadura e incluso llegó hasta la Corte, solicitándole el Emperador Carlos V que fuese su confesor durante su retiro en el Monasterio de Yuste, honor que la humildad de Pedro de Alcántara declinó.
Murió austeramente entre sus hermanos dando a gracias al Creador, el 18 de octubre de 1562. Fue canonizado en 1669 por Clemente IX. Como en cada año, el día 19 de octubre se celebra la festividad San Pedro de Alcántara, patrono de la Diócesis de Extremadura y de la Diputación Provincial.